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viernes, 16 de agosto de 2013

¿ Hay Evidencias de Tecnología y Extraterrestres en la Biblia?. Buscamos respuestas.

Existen aproximadamente doscientas apariciones de ángeles en el Antiguo y Nuevo Testamento. Siempre son jóvenes de gran belleza y de ropas brillantes. Su aspecto, sin embargo, es tan humano que a veces pasan inadvertidos. “el ángel de Dios se presentó a Joaquín rodeado de un inmenso resplandor…” (Libro sobre la Natividad de María). “Y sucedió que, al ofrecer Joaquín su sacrificio, juntamente con el perfume de éste y, por decirlo así, con el humo, el ángel se elevó hacia el cielo” (Apócrifo de San Mateo) Sobre la infancia de María, criada en el Templo de Jerusalén, resultan reveladores algunos fragmentos del Libro sobre la Infancia de María (cap. VII): “Diariamente tenía trato con los ángeles. Asimismo gozaba todos los días de la visión divina, la cual la inmunizaba contra toda clase de males y la inundaba de bienes sin cuento.” “(…) Y María permaneció en el templo como una palomica, recibiendo alimento de manos de un ángel.” (Protoevangelio de Santiago, VI) “fue enviado por Dios el ángel Gabriel, para que le anunciase la concepción del Señor y para que la pusiera al corriente de la manera y orden como iba a desarrollarse este acontecimiento. Y así que hubo hasta ella, inundó la estancia donde se encontraba de un fulgor extraordinario (…) La Virgen, que estaba bien acostumbrada a ver rostros angélicos y a quien le era familiar el verse circundada de resplandores celestiales (…) “El ángel, por inspiración divina, vino al encuentro de tales pensamientos…” (Libro sobre la Natividad de María). Después de terminado el Éxodo, transcurrieron casi 500 años sin producirse apenas apariciones de ángeles, nubes y gloria de Yahvé. Lo que antes era tan cotidiano para este pueblo, desapareció hasta unos quince años antes del nacimiento de Cristo. Primero durante el Éxodo y después en Jerusalén, los sacerdotes consultaban la voluntad de Yahvé en los lugares que éste mismo había destinado a tal fin. La Tienda del Encuentro primero y luego el Santo de los Santos en el Templo, era el lugar sobre el que descendía la nube. “Y cuando Moisés entraba en el Tabernáculo, bajaba la columna de nube y se detenía a la puerta del Tabernáculo, mientras Yahvé hablaba con Moisés.” (Exodo 33, 9-10) Contacto entre dioses y hombres. “En todas sus marchas los hijos de Israel levantaban el campamento cuando la nube se alzaba de encima de la Morada (…) Porque durante el día estaba sobre la Morada la nube de Yahvé, en la cual durante la noche había fuego, viéndolo toda la casa de Israel en todas sus marchas” (Exodo 40, 36-38). El mítico Templo de Jerusalén fue construido también según las órdenes de Yahvé, “Y sucedió que al salir los sacerdotes del Santuario, la nube llenó la Casa de Yahvé; y los sacerdotes no pudieron permanecer allí para ejercer su ministerio, a causa de la nube; pues la gloria de Yahvé llenaba la Casa de Yahve” (Libro Tercero de los Reyes 8, 10-11) Moisés subió al monte Sinaí, por mandato divino, donde permaneció durante cuarenta días. “Subió, pues, Moisés al monte, y la nube cubrió el monte. La gloria de Yahvé reposó sobre el monte Sinaí y la nube lo cubrió por seis días. Al séptimo día llamó Él a Moisés de en medio de la nube. Y parecía la gloria de Yahvé ante los ojos de los hijos de Israel como un fuego devorador sobre la cumbre del monte. Moisés entró en la nube y subió al monte. Y permaneció Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches” (Exodo 24, 15-18). Allí, fue minuciosamente aleccionado acerca de cómo construir la Morada y la Tienda del Encuentro, mostrándole incluso planos o modelos. También fue instruido sobre el descanso sabático, y al marchar le entregó los diez mandamientos “Después de hablar Dios con Moisés en el monte Sinaí, le dio las dos tablas del Testimonio; tablas de piedra, escritas por el dedo de Dios.” (Exodo 31, 18) Los vestigios que las Santas Escrituras, incluso en sus versiones canónicas, nos han dejado, son innumerables. Basta ojear los libros del Antiguo Testamento, en especial los primeros, con una mentalidad suficientemente receptiva para encontrar indicios que si bien no demuestran nada, ni tampoco lo pretendemos, pueden en cambio servir para dejar abiertas las puertas a otras posibles concepciones o interpretaciones. El completo código de conducta que son los diez mandamientos, suficientes para una convivencia perfecta; el tratado sobre la salubridad de los alimentos en aquella época y geografía que se puede consultar en el Levítico; la higiene sexual que supuso el rito de la circuncisión; y sobre todo, la evidencia de que en aquella época la presencia de Yahvé y sus enviados era algo plenamente cotidiano. Los evangelios apócrifos muestran importantes informaciones acerca de cómo la misma virgen María fue concebida por lo que hoy llamaríamos concepción in vitro o tal vez inseminación artificial. De cómo fue criada en el Templo de Jerusalén recibiendo a diario la visita de los ángeles que la alimentaban. Y, en última instancia, de cómo Jesucristo pertenecía a una familia genéticamente escogida y protegida, fue concebido de la misma forma que su madre y vigilado y controlado durante toda su infancia. En cualquier caso, tal vez sea suficiente para empezar a considerar alternativas razonables.

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